¿Nunca te has parado a pensar en que hay que cuidar el corazón? ¿Te has planteado que fortalecer este músculo te ayudará a prevenir enfermedades coronarias?

Es curioso cómo nos llegamos a olvidar del uno de los órganos más importantes de nuestro cuerpo y del que dependemos en gran medida.

Si te has dado cuenta de que has descuidado tu corazón (y no en el sentido romántico de la palabra) ya es hora de que te pongas las pilas y le prestes la atención que se merece.

¿Tienes un corazón débil? ¿Has sufrido una enfermedad? No pasa nada. En este artículo también vamos a ver cómo reforzar las válvulas de un corazón después de un infarto.

¿Ya estás listo?

Perfecto.

Como se suele decir, tu corazón te lo agradecerá.

Anatomía del corazón

Antes de que te pongas la cinta en el pelo es importante que entiendas cómo funciona tu corazón.

No te preocupes que no te voy a dar una clase de medicina, pero comprender qué tienes dentro de ti te va a ayudar a ver cómo puedes cuidarlo.

Quizás en algún momento te has preguntado: «pero, ¿el corazón necesita que se le cuide?»

Pues sí. Y mucho.

De hecho, es el músculo de tu cuerpo que más trabaja.

Déjame darte un dato; late más de 100.000 veces al día (al minuto 80 veces). O lo que es lo mismo, late más de 40.000.000 de veces al año. Durante toda tu vida, lo hará más de 3.000 millones de veces.

¿Cómo funciona el corazón?

El doctor Denton A. Cooley, fundador del Instituto del corazón de Texas, lo compara con el motor de un coche. Los dos son los encargados de mandar el combustible necesario para que todas las partes puedan funcionar.

Dicho de una manera más coloquial, «lo que da vidilla».

El corazón es el responsable de enviar la sangre (con todo el oxígeno y los nutrientes) hacia todas las células del organismo. Es el catering de tu cuerpo. Sin él tus piernas y tus brazos no tendrían la energía que necesitan para moverse.

Para propulsar la sangre el corazón tienes dos aurículas y dos ventrículos.

Los de la parte derecha reciben la sangre sucia (con poco oxígeno) de la venas y la mandan a los pulmones a limpiar. Los de la parte izquierda ya reciben la sangre limpia; para así, poder mandarla por la arteria aorta hacia todo el cuerpo.

Las válvulas del corazón son las compuertas de entrada y de salida entre arterias, ventrículos, venas y aurículas.

Son las que cierran y abren el paso de la sangre tanto cuando entra, como cuando sale. Son fundamentales para evitar que la sangre retroceda.

Impresionante, ¿no?

Vamos ya a ver cómo puedes tú colaborar en que todo siga marchando correctamente.

Ejercicios para cuidar y fortalecer el corazón

Si hace mucho tiempo que no practicas ejercicio, es recomendable que te realices un chequeo antes de empezar.
Si tienes alguno de los siguientes factores de riesgo; sí o sí, debes consultar a tu médico antes:

  • Fumador
  • Sobrepeso
  • Presión arterial sin controlar
  • Problemas de articulaciones o huesos
  • Enfermedades cardiovasculares (pasa al siguiente apartado del artículo)
  • Diabetes
  • Mayor de 45 años sin realizar deporte desde hace mucho tiempo

Ejercicios con un entrenador personal

Es recomendable que te pongas en manos de un profesional del deporte, como un personal trainer, algunos de los cuales tienen formación en entrenamientos personalizado con personas con problemas de salud.

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Ejercicios en un gimasio

Los mejores gimnasios también disponen de asesoramiento y guía para usuarios del centro deportivo con problemas de salud.

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¿Ejercicios aeróbicos o anaeróbicos?

Esta pregunta es muy habitual y es conveniente tenerla clara.

Con ejercicios aeróbicos nos estamos refiriendo a un entrenamiento de intensidad baja o media y de larga duración. Suele relacionarse con los deportes que implican usar los músculos más grandes (las piernas y los brazos): caminar, correr, nadar…

Este tipo de rutinas deportivas se suelen usar para quemar grasa. Al ser ejercicios que necesitan de mucho oxígeno, el sistema cardiovascular se fortalece. El cuerpo aprende a gestionar mejor el oxígeno y eso mejora el corazón, los pulmones y el sistema circulatorio.

El entrenamiento anaeróbico es justo lo contrario. Mucha intensidad en un corto espacio de tiempo. La gran diferencia es que para estas tandas el cuerpo no necesita tanto oxígeno como en el ejercicio aeróbico.

El objetivo del trabajo anaeróbico es potenciar los músculos y los huesos. Sin embargo, no beneficia a los músculos del corazón. Los ejercicios de flexibilidad también son anaeróbicos.

Una rutina de deporte ideal combina ambos entrenamientos, siendo también muy importantes las tandas de estiramientos. No obstante, nosotros nos vamos a centrar en el aeróbico.

Ahora ya sí te puedes poner la cinta en el pelo, ponerte un chándal y calzarte las zapatillas. Empieza el ejercicio.

  1. Caminar y correr

    Sencillo, barato y 100% positivo.

    Quizás, es difícil encontrar un entrenamiento que reúna tantos beneficios al mismo tiempo.

    Como mínimo habría que caminar tres sesiones a la semana, con una duración de 30 minutos cada una. Poco a poco hay que ir creciendo hasta conseguir salir 5 días.

    Eso sí, no estás paseando y contemplando el paisaje, debes mantener un ritmo adecuado.

    ¿Qué es un buen ritmo? Poder caminar y hablar sin ahogarse.

    No te preocupes mucho por este punto, tú mismo vas a notar lo que te pide el cuerpo. Es posible que al principio solo puedas empezar con sesiones de 15 minutos. No pasa nada, ya irás aumentando de forma progresiva.

  2. Dale al pedal de la bici

    Otro ejercicio aeróbico clásico es montar en bicicleta.

    El ritmo de sesiones y la duración son iguales que si sales a caminar y a correr. Hay que tener cuidado con la bici porque es habitual que empecemos con un ritmo más alto del que podemos aguantar.

    También hay que vigilar las pendientes ya que exigen más esfuerzo.

  3. A nadar se ha dicho

    Todo eso que has escuchado acerca de que nadar es uno de los deportes más completos es cierto. Completo y cardiosaludable.

    Al igual que con la bici, cuidado con empezar demasiado fuerte. La clave para fortalecer el corazón con el ejercicio aeróbico es la baja intensidad y la larga duración del entrenamiento. La capacidad de aguantar más tiempo tienes que ir ganándola poco a poco.

Ojo a nadar estilo mariposa o braza, no son recomendables.

Consejos de cara al entrenamiento

  • Un buen calentamiento es fundamental para evitar lesiones. Como mínimo precalienta unos diez minutos para poner tus músculos a punto.
  • Una buena hidratación es fundamental, lleva siempre agua contigo.
  • De la misma manera que hay que calentar, también hay que saber que hay que «enfriar». No se debe reducir la actividad física de golpe, hay que hacerlo de forma progresiva.

Cómo fortalecer el corazón después de un infarto

¿Se puede fortalecer un corazón débil?

Si has sufrido un infarto o tienes cualquier otra enfermedad coronaria es normal que te preocupe el estado de los músculos y válvulas de tu corazón.
Después de haber sufrido un ataque al corazón, el médico te habrá recetado reposo durante una temporada. Tras haber pasado ese período es cuando ya te puedes poner manos a la obra.

Es muy importante que tengas claro que solo puedes realizar ejercicios aeróbicos. En ningún momento puedes practicar un entrenamiento anaeróbico ya que eso implicaría una subida de la presión arterial y sería peligroso.

Por el mismo motivo no es recomendable que levantes objetos pesados.

Todos los ejercicios aeróbicos que hemos visto son recomendables para una persona que buscar fortalecer el corazón después de haber sufrido un infarto. Solo tienes que preocuparte de realizarlos de forma progresiva.

¿Después de un infarto se pueden tener relaciones sexuales?

En cierta medida, una relación sexual se puede equipar al deporte.

Por tanto, el corazón no te va a impedir retomar una vida sexual normal.

No obstante, si es importante que tengas en cuenta una serie de factores:

  • Conoce primero tu resistencia: es preferible que antes de tener una relación sexual hayas practicado algo de deporte antes. Esto te va a ayudar a descubrir tu resistencia y tu aguante. Notarás cómo cambia tu respiración al cansarte. Todas estas señales te ayudarán a ver que todo va por el buen camino.
  • Depresión y problemas de corazón: el mero hecho de haber sufrido un infarto puede hacerte estar más triste o cabizbajo. Incluso puede llegar a causarte estrés por el mero hecho de tener miedo a que se vuelva a repetir. Si es este tu caso, plantéate si estás preparado o si realmente te apetece tener una relación sexual. No te sometas a una presión innecesaria.

«¿Puedo hacer algo más para fortalecer el corazón?»

Por supuesto.

Nos imaginamos que ya tienes claro que debes seguir una dieta sana, pero nunca está de más repetirlo:

Una alimentación sana para el corazón se basa en fruta, cereales, verduras, pescados y carnes magras. Pon una cruz a la grasa saturada, quesos y carnes rojas.

¿Alcohol? Siempre es mejor que no, pero un consumo moderado no es malo (un copa de vino por día).

Una práctica que recomiendan los médicos y que puedes combinar con el deporte es practicar yoga o meditación. Tu cuerpo se mantendrá activado con una intensidad muy baja y aprenderás a controlar la respiración y el estrés.

¿Ya estás listo para tener un corazón sano como un roble?

Desde luego, esperamos haberte ayudado un poco a conseguirlo y que ya tengas claro cómo cuidar y fortalecer el corazón.

Déjanos un comentario contándonos como avanzas con el ejercicio, nos encantará ver cómo progresas. Y no lo olvides, ¡mima a tu corazón!